¡Hola! Hoy quiero hablaros de la zona de confort y de por qué es tan importante salir de ella. Veamos en primer lugar: ¿qué es? La zona de confort es ese espacio conocido en el que me muevo normalmente. Grupo de personas más o menos conocidas, espacio geográfico más o menos habitual, y acciones y decisiones que se sitúan dentro de un margen más o menos similar, acorde con la persona que se supone que soy y dentro de lo que me resulta más o menos cercano. La zona de confort es aquello que ya conozco, que me resulta familiar, y donde me siento seguro.

¿Qué pasa cuando nos mantenemos en la zona de confort?

El hecho de que ya conozcamos algo y nos sintamos seguros en ese espacio, no implica necesariamente que nos aporte felicidad, o que nos estemos moviendo en consonancia con lo que deseamos. Implica simplemente que es a lo que estoy acostumbrado, y que si permanezco en este lugar a pesar de sentir que hay ciertas cosas que no deseo es porque tengo miedo al cambio, o bien porque desconfío de mi capacidad de conseguir algo mejor.

Cuando existe algo en nuestra cotidianidad que nos provoca malestar, sea lo que sea, es preciso mirar ese algo frente a frente para ver qué es lo que nos está pidiendo. Muy probablemente nos está indicando un cambio necesario en nuestras vidas. Un cambio que no es posible conseguir si no abandonamos nuestra zona de confort, es decir, si no tomamos una nueva dirección en algún ámbito de nuestra vida.

¿Cómo salgo de la zona de confort?

No hay una forma concreta, única, correcta o incorrecta de salir de la zona de confort. Esto dependerá de cada persona y de cuáles sean sus necesidades. Para una persona salir de la zona de confort puede ser el simple hecho de apuntarse a clases de baile, mientras que para otra puede ser iniciar un cambio mucho más radical, como una largo viaje por el extranjero o cambiar su país de residencia. La idea es que tú mism@ puedas encontrar cuál es el cambio que la vida te está pidiendo.

¿Cómo sé qué es lo que la vida me está pidiendo?

Nuestra verdad más profunda tiene diferentes formas de manifestarse, la más rápida, clara y directa es a través del cuerpo. Por eso es tan famosa la meditación, ya que es una forma de silenciar tu mente y escuchar lo que se manifiesta de un modo natural en tu cuerpo. Cuando estamos en este silencio mental nos resulta mucho más sencillo saber lo que queremos o identificar con claridad lo que nos está pasando.

Si no te gusta la meditación como tal, hay otras vías para el autodescubrimiento y la escucha corporal, otras formas de meditación. La clave es desarrollar la presencia, la autoescucha, atrevernos a mirar hacia dentro con honestidad, sin miedo, con la curiosidad de quien desenvuelve un regalo.

Puedes desarrollar estas técnicas y muchas más en mi Programa de Empoderamiento Femenino.

Aquí te dejo un vídeo donde te hablo un poquito más sobre la zona de confort.

Espero que te haya gustado este post y que te resulte útil, ¡un abrazo!

Susana Tudela Romero